así titulaba una de las colecciones que supe dirigir para editorial radamanto de poesía durante más de una década y más que un enunciado o una aseveración,una certeza,un punto, debería (como ayer,hoy y seguramente mañana) haber bautizado ¿en esta ciudad? o ¡en esta ciudad!
si bien estamos acostumbrados que patético es volver a estas palabras, a los reclamos..
la mediocridad conlleva este poder:el achatamiento,el silencio,la negación,las aburridas fiestas (siempre pobretonas) de los artistas locales (pero podemos generalizar tranquilamente ¿no es cierto? los de aquí allá y todas partes...) la sequedad del espíritu...
muchas veces no lo puedo evitar -estamos condenados a los otros en las ciudades-y llega el profesional,la señorona a comentar el último best-seller cultural o el pedo de la dictadura actual, perdón, quise decir,de la presente cultura oficial-mediática (y sus bufones) aayy,ayayay...algunos,hasta tienen la voluntad de aprender,de "cultivarse" de poder "interpretar" esto del arte y los artistas, la historia,o la civilización , lo que le parezca...y hojean -en los ratos libres,entre el trabajo, la cerveza,la tele,el facebook- el catálogo de siempre,la papilla semi-industrial de las editoriales,las peliculitas...
saber un poco,comprender un tanto,pensar un rato,lleva lo mejor de cualquier vida (digo,el agotamiento,el tiempo robado al descanso,la soledad,la vacilación,los errores,la búsqueda,la soledad)
cómo explicarles (y ¿para qué?) a estos inocentes agitados por el mercado de TODO
cómo decirle en qué parte hay que romper el espejo y no mirarse nunca más hasta estar leproseado por el infinito
en esta ciudad donde la única agitación son los locales de ropa
y el auto del vecino
y disfrazar la pobreza (de todo pelaje)
con las tarjetas de plástico o de visita
es viejo
anacrónico,resabido
los idiotas son inevitablemente felices
están conformes
si no les gusta
un dios,
encuentran otro
el talento agoniza
en los callejones del silencio
sólo su dolor
hace crecer el mar
de la luz.